lunes, 23 de abril de 2012


" El rico simbolismo del Mago de Oz "



El Mago de Oz, aunque parece sólo un bonito cuento de aventuras para niños, es una gran metáfora o alegoría llena de profundidad y muy rica en simbolismo, que se puede interpretar y comprender en varios niveles. Dentro de nosotros mismos encontramos a cada uno de sus personajes.



 Dorothy, como el personaje central está perdida debido a un tornado, (al igual que todos nosotros que estamos perdidos en este mundo debido a la caída y al pecado) y su dilema es como encontrar el camino de regreso a su hogar en Kansas (símbolo del mundo ideal que todos queremos alcanzar). Su conciencia está representada por Glenda - el hada buena- que le indica a Dorothy que deberá seguir el sendero pavimentado de amarillo (el camino de la salvación o restauración), que es el que le conduce al poderoso Mago de Oz, (el Mesías) pues solamente el Mago es quien le puede ayudar a regresar a su hogar.



 En su búsqueda se encuentra con tres personajes bien diferentes entre si, que le ayudarán en su empresa, ellos son: el Espantapájaros, el hombre de Hojalata y el León. El Espantapájaros representa el intelecto o la razón, y se siente muy angustiado pues cree que no tiene cerebro ya que es todo de paja. El hombre de Hojalata, sufre mucho también porque cree que no tiene corazón y no puede sentir. Y finalmente está el Leónque aunque en apariencia simbolice el coraje, el valor y la voluntad, en realidad es un cobarde.



 Todos ellos junto a Dorothy y Toto, un simpático perrito que es la mascota predilecta de la heroína de esta bella historia, transitarán por el sendero amarillo (la restauración), y deberán tomar decisiones difíciles y sortear muchos obstáculos que la bruja mala (Satanás o el mal) interpondrá en su camino para que no logren su destino.



 Dorothy tiene convicción en su propósito y desea con todo el corazón regresar al hogar; y para ello tiene que dar con el misterioso Mago de Oz, a quién encuentra finalmente luego de un sin fin de peripecias. Cuando Dorothy y sus acompañantes se encuentran con el famoso Mago de Oz, quedan desconcertados ante la presencia de alguien poderoso, autoritario, que intimida con una voz de trueno, en medio de lenguas de fuego y humo entre las que aparece el imponente Mago, que no parece un ser de este mundo.



 Pero he aquí que Toto - el travieso perrito de Dorothy- descorre el telón, quedando al descubierto la realidad de un elaborado montaje creado para dar una imagen de gran poder, misterio y autoridad. El verdadero Mago de Oz no es más que un ser humano mortal como cualquier otro, y lo demás era una impresionante coreografía para crear una imagen de grandeza y expectativa dirigida a todos aquellos que recorren el camino para llegar hasta él. Esto decepciona un poco a Dorothy, porque descubre que no es tan grande, ni poderoso y que además sufre, y le entra la duda de que quizá después de tantos esfuerzos por encontrarlo no sea capaz de ayudarle. Pero todo cambia al instante, porque el Mago de Oz les da a todos unos consejos conmovedores y ellos quedan maravillados de su amor, bondad y sabiduría. También les concede una serie de bendiciones.



 Al Espantapájaros le da un diploma donde consta que posee un gran intelecto. Al hombre de Hojalata le da un corazón y éste de tanta emoción, llora, demostrando así sus profundos sentimientos. Y al cobarde León le da una medalla al valor, por proteger con mucha valentía a Dorothy y los demás amigos de los peligros durante el camino.



 Al final, su conciencia (Glenda - el hada buena), le revela a Dorothy que ella recorrió el sendero amarillo, porque el verdadero poder estaba siempre dentro de sí misma y entonces del mismo modo hallará el camino de regreso a su casa en Kansas. Dorothy descubre el valor que ella realmente tiene y recupera así su verdadera identidad y confianza en si misma.



 Vemos esta preciosa historia como un arquetipo de la vida religiosa, que nos muestra el fuerte deseo por encontrar el ideal, así como el camino necesario que tenemos que recorrer para finalmente lograrlo. También nos ayuda a comprender el papel del Mesías como el catalizador que nos ayuda a descubrir nuestro propio valor original que siempre está dentro de nosotros mismos, y es allí donde lo hallaremos. No es un Mago increíble, que vendrá milagrosamente sobre las nubes anunciado por grandes voces, ni nos llevará a nuestro hogar por encima de un arco iris como Dorothy esperaba. El no puede infundirnos mágicamente la sabiduría, el corazón o el valor. Pero si puede compartir su amor, experiencia y sabiduría con nosotros, al señalarnos y ayudarnos a recorrer el mismo camino que él ya ha recorrido antes que nosotros. Sin embargo, al final, somos nosotros mismos los que debemos descubrir las condiciones y ser responsables de cultivar el corazón, la sabiduría y la voluntad, si realmente queremos llegar a donde también él ha llegado.



 Tu y yo somos como Dorothy, cuando la cortina cae y vemos al Mesías en su dimensión real: ¿Cómo reaccionamos? Ese es el dilema. Podemos sentirnos decepcionados y ver al Mago como un embaucador que nos ha usado y manipulado a su antojo llevándonos por un camino mucho más difícil del que buscábamos, o por el contrario, sabremos apreciarlo y valorarlo verdaderamente por su amor, su corazón, sus sabios ejemplos, ayuda y sacrificio. Este último es, en mi opinión, el mejor modo de aprender el camino de regreso a nuestro verdadero hogar. (El mundo ideal o el Reino de los Cielos. Kansas, para Dorothy)

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