" El rico simbolismo del Mago de Oz "
El Mago de Oz, aunque parece sólo un bonito cuento de
aventuras para niños, es una gran metáfora o alegoría llena de profundidad y
muy rica en simbolismo, que se puede interpretar y comprender en varios
niveles. Dentro de nosotros mismos encontramos a cada uno de sus personajes.
Dorothy, como el
personaje central está perdida debido a un tornado, (al igual que todos
nosotros que estamos perdidos en este mundo debido a la caída y al pecado) y su
dilema es como encontrar el camino de regreso a su hogar en Kansas (símbolo del
mundo ideal que todos queremos alcanzar). Su conciencia está representada por
Glenda - el hada buena- que le indica a Dorothy que deberá seguir el sendero
pavimentado de amarillo (el camino de la salvación o restauración), que es el
que le conduce al poderoso Mago de Oz, (el Mesías) pues solamente el Mago es
quien le puede ayudar a regresar a su hogar.
En su búsqueda se
encuentra con tres personajes bien diferentes entre si, que le ayudarán en su
empresa, ellos son: el Espantapájaros, el hombre de Hojalata y el León. El
Espantapájaros representa el intelecto o la razón, y se siente muy angustiado
pues cree que no tiene cerebro ya que es todo de paja. El hombre de Hojalata,
sufre mucho también porque cree que no tiene corazón y no puede sentir. Y
finalmente está el Leónque aunque en apariencia simbolice el coraje, el valor y
la voluntad, en realidad es un cobarde.
Todos ellos junto a
Dorothy y Toto, un simpático perrito que es la mascota predilecta de la heroína
de esta bella historia, transitarán por el sendero amarillo (la restauración),
y deberán tomar decisiones difíciles y sortear muchos obstáculos que la bruja
mala (Satanás o el mal) interpondrá en su camino para que no logren su destino.
Dorothy tiene
convicción en su propósito y desea con todo el corazón regresar al hogar; y
para ello tiene que dar con el misterioso Mago de Oz, a quién encuentra
finalmente luego de un sin fin de peripecias. Cuando Dorothy y sus acompañantes
se encuentran con el famoso Mago de Oz, quedan desconcertados ante la presencia
de alguien poderoso, autoritario, que intimida con una voz de trueno, en medio
de lenguas de fuego y humo entre las que aparece el imponente Mago, que no
parece un ser de este mundo.
Pero he aquí que Toto
- el travieso perrito de Dorothy- descorre el telón, quedando al descubierto la
realidad de un elaborado montaje creado para dar una imagen de gran poder,
misterio y autoridad. El verdadero Mago de Oz no es más que un ser humano
mortal como cualquier otro, y lo demás era una impresionante coreografía para
crear una imagen de grandeza y expectativa dirigida a todos aquellos que
recorren el camino para llegar hasta él. Esto decepciona un poco a Dorothy,
porque descubre que no es tan grande, ni poderoso y que además sufre, y le
entra la duda de que quizá después de tantos esfuerzos por encontrarlo no sea
capaz de ayudarle. Pero todo cambia al instante, porque el Mago de Oz les da a
todos unos consejos conmovedores y ellos quedan maravillados de su amor, bondad
y sabiduría. También les concede una serie de bendiciones.
Al Espantapájaros le
da un diploma donde consta que posee un gran intelecto. Al hombre de Hojalata
le da un corazón y éste de tanta emoción, llora, demostrando así sus profundos
sentimientos. Y al cobarde León le da una medalla al valor, por proteger con
mucha valentía a Dorothy y los demás amigos de los peligros durante el camino.
Al final, su
conciencia (Glenda - el hada buena), le revela a Dorothy que ella recorrió el
sendero amarillo, porque el verdadero poder estaba siempre dentro de sí misma y
entonces del mismo modo hallará el camino de regreso a su casa en Kansas.
Dorothy descubre el valor que ella realmente tiene y recupera así su verdadera
identidad y confianza en si misma.
Vemos esta preciosa
historia como un arquetipo de la vida religiosa, que nos muestra el fuerte
deseo por encontrar el ideal, así como el camino necesario que tenemos que
recorrer para finalmente lograrlo. También nos ayuda a comprender el papel del
Mesías como el catalizador que nos ayuda a descubrir nuestro propio valor
original que siempre está dentro de nosotros mismos, y es allí donde lo
hallaremos. No es un Mago increíble, que vendrá milagrosamente sobre las nubes
anunciado por grandes voces, ni nos llevará a nuestro hogar por encima de un
arco iris como Dorothy esperaba. El no puede infundirnos mágicamente la
sabiduría, el corazón o el valor. Pero si puede compartir su amor, experiencia
y sabiduría con nosotros, al señalarnos y ayudarnos a recorrer el mismo camino
que él ya ha recorrido antes que nosotros. Sin embargo, al final, somos
nosotros mismos los que debemos descubrir las condiciones y ser responsables de
cultivar el corazón, la sabiduría y la voluntad, si realmente queremos llegar a
donde también él ha llegado.
Tu y yo somos como
Dorothy, cuando la cortina cae y vemos al Mesías en su dimensión real: ¿Cómo
reaccionamos? Ese es el dilema. Podemos sentirnos decepcionados y ver al Mago
como un embaucador que nos ha usado y manipulado a su antojo llevándonos por un
camino mucho más difícil del que buscábamos, o por el contrario, sabremos
apreciarlo y valorarlo verdaderamente por su amor, su corazón, sus sabios
ejemplos, ayuda y sacrificio. Este último es, en mi opinión, el mejor modo de
aprender el camino de regreso a nuestro verdadero hogar. (El mundo ideal o el
Reino de los Cielos. Kansas, para Dorothy)